En Bizancio, en medio del esplendor de la gestión del emperador Justiniano, cuando estaba logrando consolidar su idea de recuperar la grandeza del antiguo imperio romano, un brote de peste bubónica, la llamada “Peste Justiniana”, causó estragos en el mundo de la Alta Edad Media, pero sobre todo en esa ciudad. Vigilancia militar en las calles y una crisis económica fueron las repercusiones inmediatas.Sigue leyendo