La Fundación Alejandría encuentra en los dibujos de los niños y niñas la representación que manifiestan sobre sí mismos, la familia y los amigos y amigas, porque considera que estos develan la percepción que tienen de sus relaciones e interacciones con el entorno.
Algunas investigaciones aseguran que el dibujo expresa características de la personalidad. Sin embargo, nosotros creemos que los niños y niñas plasman algunas emociones, sentimientos o estados de ánimo en el papel y, como bien sabemos, las emociones pueden ser pasajeras y los estados de ánimo o sentimientos muestran mayor permanencia en el tiempo, por tanto esto nos sugiere que no se deben hacer análisis ligeros o interpretaciones apriori sobre diversas situaciones que aparentemente reflejan los trazos, el colorido del dibujo o el manejo del espacio en el papel (técnica frecuentemente utilizada por los sicólogos para evaluar a los niños y niñas en procesos como pruebas de admisión al colegio).
Los maestros, maestras y madres/padres deben también capacitarse para hacer una interpretación adecuada a los dibujos y no cerrar la vantana que el niño o niña abre para dialogar sobre sus creencias, valoraciones, deseos y la comprensión que tiene sobre su mundo.
En este enlace la psicóloga María Luisa Ferrerós, especializada en neuropsicología, recrea el tema mostrando que el universo para reflexionar sobre la re-presentación ofrece multitud de interpretaciones. Desde nuestra percepción consideramos que cada niño o niña está en el mundo de vida construyendo y de-construyendo su realidad a partir de la experiencia, así que su comprensión de la realidad muta, cambia incesantemente y se podría cometer el error encasillarlos en determinada personalidad en el afán de aprehenderlos.
Existen algunas generalidades que podrían indicar que algo no va bien, como el uso frecuente de colores negro, rojo, oscuros y fuertes, o el dibujar una casa abandonada, personas sin boca, sin orejas, sin ojos, sin extremidades, el pegar el cuerpo de la cabeza sin detallar el cuello, etc, aspectos que pueden mostrar que el niño o niña no se comunica lo suficiente, no ve bien, no mira a los ojos, teme al adulto, no escucha apropiadamente, no identifica su cuerpo en un tiempo y en un espacio, no se siente poseedor de su cuerpo y otras mil posibilidades.
Es un tema apasionante para investigar y descubrir. Les compartimos nuestra mirada desde las inquietudes que nos asaltan en la relación diaria con los niños y niñas.
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