El apoyar y el animar a los niños para crear no significa elogiar constantemente, pues esto implicaría una evaluación Cuando en vez de ofrecer al niño un comentario preciso que lo apoye en su desarrollo artístico, se lo elogia con el repetido “qué lindo!” se está evaluando su expresión.
Los elogios ponen a los niños a la defensiva no solo porque al ser repetidos una y otra vez, son clara evidencia de insinceridad, sino también porque los elogios hacen pensar al niño que no se debe trabajar en arte si no se puede hacer algo “lindo”.
Una concepción muy común es que la maestra o el padre/madre debe elogiar cada obra para motivar a los niños a expresarse artísticamente. Todas las obras de arte de los niños son una forma de comunicación. Algunas obras comunican ansiedad, inhabilidad para explorar o para concentrarse, además de otras múltiples sensaciones. Aunque se les deba dar reconocimiento a esta clase de obras, cando se las elogia, se hace más daño que bien.
Es cierto, que no se deben desanimar pinturas o dibujos “tristes o “enojados”, pero la preocupación no debe concentrarse en erradicar esa expresión sino en las causas del descontento. Si uno no conoce la causa es mucho mejor dejar que los niños produzcan tales obras que tratar de impedírselo, porque el proceso involucrado en la realización de la obra puede ser terapéutico. Incluso, hubo un tiempo en que a los niños no se les dejaba usar el color negro por la creencia de que el negro era deprimente. “Negar la expresión de cualquier sentimiento, simplemente, hace que el sentimiento continúe”.
Un exceso de elogios puede comunicar falsedad e incomprensión. También puede estancar a los niños, presionándolos para producir obras que complazcan a los adultos en vez de a ellos mismos. Así se empieza un ciclo de arte repetitivo y sin significado alguno para el niño.
Responder al arte infantil es en verdad responder a los niños. Al ver que un niño termina una obra, lo que uno debe preguntarse es qué hizo el niño y qué posibles comentarios se pueden hacer. Por ejemplo: “mezclaste todos esos colorares y encontraste el color café..”, “Ese círculo está tan grande como el papel”., estuviste Poniendo unos colores encima de otros.”, “Usaste solo un poco de espacio hoy”. “Debiste haber presionado muy fuerte con el pincel para hacer esa clase de marca”
El más grande apoyo y estímulo es el interés sincero y respetuoso en lo que el niño está haciendo. Su interés no tiene que ser explicado con palabras. Observar a los niños cuando están trabajando ayuda a entender lo que ellos están haciendo y sintiendo. Cuando ellos lo perciben se sienten motivados a hacer arte. Cuando al niño se le dice “qué figura tan grande y azul has logrado!” se le comunica al niño que se le ha observado con precisión y de esa forma el comentario no tiene implícita ninguna evaluación.
Adaptado por Alejandría, texto anónimo)
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