La mayoría de los padres/madres reconocen la importancia de establecer límites a sus hijos(as), pero cómo hacerlo en forma consecuente y eficaz? Vaya tarea!!
Disciplina significa enseñar, no castigar. Es más importante lo que se enseña en cada ocasión que la reacción ante el incidente. El castigo no debe formar parte de la disciplina, pero si debe aplicarse de inmediato ante un mal comportamiento. El castigo debe ser corto y debe respetar los sentimientos del niño(a). Después de terminado el castigo, el padre/madre debe sentarse y tranquilizarlo, explicándole cuánto se le ama y cuál fue el error cometido con su acto.
Los niños sienten la necesidad de la disciplina y hacen hasta lo imposible por lograr que el padre/madre impongan límites. En el segundo año de vida, comenzarán a actuar provocativamente, en cada jornada de exploración, para reconocer que les está permitido y que no. Sin disciplina, los niños(as) en esa edad se comportan en forma “malcriada”. Se ven ansiosos y se esfuerzan en que el adulto le imponga límites. Estos deben establecerse en forma firme y comprensiva y la disciplina consecuente se reserva para lo importante que es la tarea que tiene el niño de conocerse a sí mismo.
La disciplina funciona cuando es vital y el niño percibe que es importante respetar la decisión.
En cada etapa del desarrollo hay ciertos comportamientos que parecen demasiado descontrolados o agresivos pero que son, de hecho, normales. Los niños(as) prueban toda clase de comportamientos agresivos. En ciertas edades pellizcan, roban, mienten, dicen palabrotas. Etc. Esto no tiene al comienzo malas intenciones. Sin embargo, ante la reacción, el niño(a) se pregunta por qué, así que prueba de nuevo tratando de comprender la reacción. Su ansiedad se acumula y tal vez adquiera una compulsión inconsciente. Así que lo que al comienzo no tenía malas intenciones termina cargándose de impulsividad y emoción. Con la repetición el niño pierde el control y los padres/madres entran en un círculo vicioso
Algunas pautas de disciplina positiva:
• Respeten el nivel de desarrollo del niño(a) el tipo de aprendizaje que esté explorando en cada etapa.
• Cuando son niños(as) pequeños(as) primero traten de distraerlo hacia otra actividad. Lo más seguro es que no funcionara, entonces deberán retirarlo físicamente. Si es mayor de dos años acompañe el acto con una explicación y establezca el motivo que induce el comportamiento agresivo para que él también pueda entenderlo.
• Sírvanle de modelo al niño(a), ayúdenlo(a) a aprender mecanismo de control mediante el ejemplo, La forma en qué le ayuden a resolver el conflicto será más esclarecedor que miles de palabras
• Utilicen el asilamiento pero por breves períodos. Cuando termine abrácenlo y explíquenle porque fue necesario dejarlo un rato solo.
• El castigo físico tiene verdaderas desventajas. Recuerden lo que significa para el niño(a) verlos perder el control y actuar de manera agresiva. Significa que ustedes creen en el poder y en la agresión física.
• Cuando el niño(a) está con sus amigos(as) traten de no intervenir para no complicar sus formas de comunicación
• Cuando la disciplina no funciona, reexaminen la situación. ¿Reaccionan Constante e ineficazmente? ¿será que el niño(a) siente ansiedad o descontrol o que necesita más afecto?
Por último, recuerde que lo más importante es estimularlo(a) cuando su comportamiento sea positivo, brindar mucha comprensión, facilitar el diálogo y no olvidar que después del amor, el segundo regalo más valioso para su hijo(a) es la disciplina.