viernes, septiembre 11, 2020

El arte en la educación inicial

Escrito por: Claudia Constanza Pinzón Romero

El arte es la oportunidad innata de la efectuación de las emociones, sentimientos y pensamiento del ser humano. El arte es un vehículo de expresión y representación del mundo vivido, donde se entrelazan la creatividad, la imaginación, la fantasía y la voluntad del sujeto, que enriquecidos por la experiencia en la vida, se diluyen para la transformación de la realidad.

El arte debe fomentarse en la niñez: la danza, el teatro, la música, las artes plásticas y la literatura, es una tarea de todos los agentes educativos; la familia, el preescolar y la escuela, deben generar estrategias contextualizadas para fortalecer las diferentes formas de expresión y de exteriorización de los sentimientos y pensamientos. 

La música aporta de manera integral a los niños en aspectos fisiológicos, psicológicos, cognitivos y energéticos, porque la música además de activar el sistema sensorial trae consigo la información vivida de la sociedad y la cultura.

Los niños a través de la música descubren su ritmo interno, su bio-ritmo, afianzan el aprendizaje y enriquecen su vocabulario, la comprensión del significado de las palabras y establecen un vínculo afectivo con los demás y el entorno. Por esto, con actividades lúdicas como: las rondas, el juego con música, las canciones, las rimas, el crear y tocar un instrumento, las repeticiones continuas, la expresión gestual y corporal, se brindan herramientas que contribuyen en el desarrollo de sus dimensiones y capacidades humanas. 

En la infancia, la música aporta en la dimensión social, el trabajo colaborativo y en equipo, fortalece la dimensión comunicativa (Expresión verbal y no verbal), la dimensión cognitiva con incremento de la atención, concentración y de la memoria. 

La música como arte, es determinante en la formación de los niños, la pueden comprender con mayor facilidad, a raíz de la velocidad de las interconexiones neuronales y puede expresarse con mayor libertad. En la infancia, se fundamentan las bases para la vida y es la música uno de los pilares más relevantes.

El cuerpo es el primer instrumento para el aprendizaje musical, los sonidos corporales, guturales, la voz y, la creación de códigos sonoros y el lenguaje articulado,  nos caracteriza como seres creativos, pensantes y transformadores de la propia realidad. En la expresión musical se encuentra la voz y la rítmica corporal. La rítmica está en la movilización de mente y cuerpo (Verniania 2012 cita a Bachmann 1998). “La música no se oye solamente por el oído, sino por todo el cuerpo, todas las facultades humanas deben poder auxiliarse mutuamente, dándose un equilibrio y armonía a través de unas actividades que actúen en concordancia (Bachmann, 1998)”. 

La voz es un instrumento natural, desde los balbuceos hasta el lenguaje y es arte cuando se puede expresar por medio del canto. Los instrumentos musicales son la continuidad de la voz con los que también el hombre expresa sentimientos, pasiones, estados de ánimo, e incluso música pura. Y, por último, la expresión corporal, permite que afloren a través del gesto, el rostro y el movimiento las emociones y sentimientos. (Subirats 2010 p. 180).


Los elementos del lenguaje musical básico que deben tener los maestros de educación inicial son: las figuras musicales, las notas, el pentagrama, las claves musicales, la métrica y, la lectura rítmica y de alturas, los modos rítmicos, los matices agógicos y dinámicos, el fraseo, la estrofa, el coro, el sonido y sus cualidades, el silencio, el ruido, los elementos constitutivos de la música, la clasificación de la voz humana y de los instrumentos y, los géneros musicales entre otros. 

La comprensión y la posibilidad de trabajar el lenguaje musical, requiere labor diaria, debe reconocerse el sentir que construye la interacción emotiva del aprendizaje, el deseo de conocer y de expresarse en ambientes colectivos, poner en relación a los sujetos y sus contextos, ayudando a consolidar la experiencia estética como parte del conocimiento, a los niños de la primera infancia (MEN 2010, p.10).

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